El Teatro Real reclama de manera retroactiva a sus 316 empleados fijos y eventuales
cerca de un millón de euros que habrían cobrado indebidamente al no habérseles aplicado el recorte salarial del 5% que imponía el Real Decreto-ley 8/2010, de 20 de mayo.
El conflicto, que ya había provocado la dimisión en abril del director general del teatro, Miguel Muñiz, ha contribuido a enrarecer aún más el difícil ambiente laboral del coliseo madrileño.
Natalia Ginzburg escribió en 1962
un ensayo “Las pequeñas virtudes”, en el que recomendaba no enseñar a los hijos
las pequeñas virtudes, sino las grandes: entre otras, la generosidad en vez del
ahorro; el coraje y el desprecio por el peligro en lugar de la prudencia; la
franqueza y el amor por la verdad en vez de la astucia; el deseo de ser y de
saber en sustitución del deseo de éxito.
Durante mucho tiempo, creímos en
que esas grandes virtudes podían mover al mundo y que cada paso adelante, cada
conquista social y política era irreversible, pero en los últimos años la
realidad nos ha ido despertando golpe a golpe. Los gobiernos occidentales,
escudándose en la crisis económica y en los problemas de seguridad causados por
el terrorismo, han aprobado medidas que restringen de manera escandalosa
derechos y libertades, sin encontrar apenas reacción en una población
anestesiada por unos medios de comunicación de contenidos alienantes e ideología
mayoritariamente reaccionaria.
Entre la vulgaridad y el sectarismo de la mayoría de los canales de la TDT, flotando en una cloaca de
tele-tiendas, astro-canales, hagiografías de la presidenta de la Comunidad de
Madrid o fascistas mancillando el nombre de la libertad, como una isla de
independencia y calidad, CNN+ ofrecía un refugio en el que escuchar un
editorial en vez de un panfleto, un debate en el que lo que se expusieran
fuesen ideas y no descalificaciones o noticias que no se relatasen a instancia
de parte. Lamentablemente la cerraron, supuestamente por razones
económicas, aunque la cadena fue deficitaria desde sus comienzos y la
productora la mantuvo siempre por cuestiones de prestigio.
RTVE, a la que las normas impuestas con el gobierno Zapatero mantenían en un frágil equilibrio de neutralidad con concesiones esporádicas a la caverna que periódicamente la presionaba con falsas acusaciones de partidismo ve peligrar su independencia con el nuevo reglamento aprobado por el PP que como es habitual en ese partido se ve incapaz de gobernar sin tener bajo su control los medios de comunicación.
El único medio audiovisual declaradamente de izquierdas, la Sexta, ha sido absorbido por una cadena de orientación totalmente opuesta y se desconoce por el momento si sus informativos podrán continuar con su línea editorial. Las autonómicas, en manos de sus gobiernos respectivos son casos flagrantes de manipulación. Y en cuanto a la prensa escrita, en franco declive económico y cada vez más dependiente de subvenciones y publicidad institucional, ve cada vez más comprometida su misión de control del Gobierno. Sólo Internet permanece todavía fuera del control de los mercados y de los grupos de poder ¿hasta cuándo?
Con el telón de fondo de la crisis económica de su país,
Jorge Gaggero debutó en su día como director y
guionista, con este largometraje argentino de capital gallego, cuyo título
original es “Cama adentro” (que es como se denomina en ese país, el estatus del
personal de servicio que duerme en la
casa en la que trabaja), premiada en los festivales de Sundance, Toulouse,
Bruselas y Lleida.
Gaggero muestra en su “opera prima” la relación entre
Beba, una burguesa arruinada (la siempre impresionante Norma Aleandro) y la que
ha sido su sirvienta en los últimos treinta años, Dora (Norma Argentina, en su
primera interpretación, elegida en un casting entre más de ochocientas
empleadas domésticas, al que se presentó animada por su patrón).
El director presenta con un ritmo
excesivamente lento, poco diálogo (rompiendo el tópico de la incontinencia
verbal de los argentinos) y un guión demasiado plano que, sin embargo revela un
profundo conocimiento de la naturaleza humana, una desoladora visión
(plenamente lograda, a pesar de todo) de la vida de estas dos mujeres, real y
lamentable reflejo de la vida de tanta gente (no sólo en Argentina).
La película, con breves
intervenciones de Marcos Mundstok (miembro de “Les Luthiers” a quien ya vimos
en “No sos vos, soy yo”, que aquí, para variar, no hace un papel cómico), y
Eduardo Rodríguez (marido de la sirvienta, ausente, incluso cuando está presente), y de los actores de reparto que
conforman el entorno de Beba y Dora: el portero, las amigas burguesas, la
peluquera, las vendedoras de cosméticos (atención a la parodia de las
“americanas” técnicas de marketing en las reuniones de la empresa) se convierte
en un duelo interpretativo entre Norma Aleandro, magistral en cada pequeño
gesto, que encarna a una “señora bien” venida “muy” a menos, incapaz de asumir
su nueva situación (con una hija lesbiana que se busca la vida en Madrid, con
la que no consigue comunicar), y Norma Argentina, increíble debutante
(esperaremos a verla en una película en la que no haga de sí misma), que consigue
mantenerse a la altura de su veterana antagonista, en el papel de su sirvienta,
casada con un hombre al que sólo ve en sus días libres, de docilidad casi
perruna ante una señora de la que jamás
escucha un “por favor” o un “gracias”, y que invierte todo su dinero en
la consecución de un sueño: construirse una casa.
La relación de dependencia entre
Beba, convencida de su derecho a ser servida y Dora, que, incluso cuando
abandona a su señora, al no poder ésta pagarle su salario, sigue representando
para ella el rol de criada; la mayor capacidad de enfrentarse a la adversidad
de quien siempre ha tenido que hacerlo
y el enorme desamparo y soledad de ambas mujeres son los temas de esta triste película, nada
recomendable para parados crónicos, para
gente que esté pasando la crisis de la mediana edad, ni para los que no
consiguen jamás llegar a fin de mes.
(Se puede leer escuchando la música del vídeo final) Se encontró con el hombre
completamente esférico, desaliñado y en chanclas que todas las noches dormía
las sucesivas borracheras en un banco de la calle Embajadores, en la tienda de
los pollos asados. Él estaba recitando poemas del marqués de Santillana a una
atónita mujer vestida con el traje típico de algún país andino. – ¡Lavapiés es
un sinsentido magnífico, no hay duda!!!! – Se dijo, pero ya no pudo deshacerse
del sonido de aquellos versos en todo el día.
Volvió a verlo dormido en su banco
varias noches al volver a casa y cuando ya pensaba que la historia que
recordaba, probablemente no había ocurrido, se tropezó con él en la farmacia, declamando
a Machado con aquella hermosa y profunda voz que parecía proceder de otro
cuerpo, ante un público absorto de pensionistas con recetas.
No se atrevió a interrumpir a
pesar de que necesitaba, cada vez más, una explicación y, al acabar los poemas,
el pudor la obligó a abandonar la farmacia sin haber descubierto nada de la
doble vida del misterioso rapsoda.
La tercera vez, lo vio desde
el coche y no pudo escuchar el poema, pero era obvio que la mujer que tenía
delante le atendía con fascinación, totalmente inmune a su apariencia.
Empezó a recorrer
obsesivamente la zona buscándolo con la esperanza de volver a oírlo recitar,
pero él parecía esconderse durante el día para reaparecer por las noches
dormido en el banco, tan cercano al coma etílico que hubiese resultado inútil
cualquier tentativa de reanimación.
Preguntó en el asador de
pollos: no, no lo habían visto antes, había entrado siguiendo a aquella mujer
recién llegada al barrio, le había dicho sus poemas y se había ido. Una
conversación con la dueña de la farmacia tampoco aclaró nada: había entrado
varias veces, siempre siguiendo a mujeres de todas las edades y después de
recitar una o dos piezas que ellas, en todos los casos, habían escuchado embelesadas,
se había ido despidiéndose con un gesto leve de cabeza.
Una de aquellas noches, por
fin, se paró a contemplarlo mientras dormía y ya no pudo dejar de hacerlo:
siguió observándolo noche tras noche, memorizando cada milímetro de su rostro
abotargado, la barba de un día, el enorme cuerpo redondo, las chanclas de las
que asomaban mugrientos calcetines. Le costaba asociar aquella imagen con la
voz profunda y hermosa de su recuerdo, cuya ausencia cada vez le dolía más,
pero aquel cuerpo inerte era la única prueba de que realmente existía, de que
la había oído.
Cuando empezó el frío y se
descubrió a sí misma arropándole con pasión de amante con su mejor edredón arrancado
minutos antes de su propia cama, sintió un horror tan profundo que decidió no
volver más al banco, una resolución que consiguió mantener durante una
interminable semana en la que leyó casi toda la estantería de poesía de la
biblioteca del barrio, sólo para confirmar que lo que necesitaba no estaba
allí.
La octava noche volvió, pero
él ya no estaba; en el bar le dijeron que una ambulancia se lo había llevado
días atrás porque los jubilados que ocupaban el banco durante el día habían
comprobado al llegar por la mañana que ya no había interrupción entre sus
estados nocturnos de inconsciencia.
Viuda de aquella voz que nunca
más volvería a oír, se encerró en casa, incapaz de trabajar, de leer, de vivir…
Sus amigos, hartos de luchar contra algo que no comprendían, fueron rindiéndose
poco a poco, viendo como se consumía.
Un día, uno de ellos, que
conocía su historia, le hizo escuchar un audio-libro de poemas de Machado,
recitados por un actor de voz grave. ¡No era lo mismo! Pero consiguió que se
levantase de la cama. Así que al día siguiente le llevó otro, esta vez de Lorca
y ella se duchó, se vistió y bajó al supermercado a hacer la compra. Después
del tercero, ya fue ella la que empezó a ir a buscarlos a la biblioteca, a
comprarlos, a bajárselos de Internet: las voces la arrullaban, le ayudaban a
superar el dolor, le daban sentido y belleza a las palabras, ellas eran la
poesía.
Buscó fotos de sus actores
favoritos, de hombres desconocidos, para contemplarlas mientras escuchaba las
grabaciones una y otra vez, pero después de varios días, comprendió que nunca
podría imaginar las voces en otro cuerpo que aquel que había memorizado en
tantas noches junto al banco, así que dejó de intentar ponerles rostro.
Y un día lo oyó de nuevo.
Estaba, como ahora hacía siempre que podía, sentada en el sillón de su casa
escuchando poemas y su voz volvió a envolverla. Las lágrimas la cegaron
mientras absurdamente intentaba leer un nombre que no conocía escrito en la
carátula del audio-libro que había traído de la biblioteca, hecho años atrás por
los alumnos de un taller de verso.
Después de intentar sin
resultado saber algo más sobre aquellos alumnos perdidos y de buscar en vano un
ejemplar por todas las librerías, pagó la multa correspondiente a la
bibliotecaria tras contarle una historia increíble sobre lo que su perro había
hecho con el audio-libro y se quedó con él.
Ahora ha vuelto a su rutina de
siempre, pero como no se resigna a que, aunque bellísimos, el repertorio de su
amante sólo incluya tres poemas, sigue buscando en las bibliotecas, en las
librerías, en Internet, por que está segura de que, en algún momento de su vida,
aquel hombre completamente esférico y desaliñado debió de participar, sin ninguna
duda, en otro taller de verso…
En los últimos tiempos, con
motivo de la revisión de la Ley del aborto que pretende llevar a cabo el
ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, ha vuelto a surgir el tema de la
presión social que sufren las mujeres para ser madres, aunque para ello tengan
que poner en riesgo su salud o someterse a cualquier tipo de tratamiento por
muy agresivo que sea.
Las vergonzosas declaraciones del ministro
para oponerse al aborto, hablando de la violencia
estructural que lleva a la mujer a interrumpir su embarazo o afirmando que "la
maternidad libre hace a las mujeres auténticamente mujeres" (como no puedo tener hijos, nunca seré una auténtica mujer,
entonces ¿que soy? ¿Un auténtico hombre???? ¿Gallardón? Para eso estudió
tanto...), magníficamente contestadas por la diputada socialista Patricia
Hernández, que le dijo: "una mujer no lo es menos por no ser madre ni un
hombre más inteligente por ser ministro", obviaron todos los
procedimientos coercitivos que emplea la sociedad con las mujeres, empezando
por todos esos miembros bien intencionados de la familia, abuelos, tíos... con
sus preguntas continuas sobre la ausencia de "novedades" o sus
comentarios sobre sus deseos de ejercer sus nuevos papeles con el/la futuro
bebé; la publicidad con el papel prioritario que sigue preconizando para ellas;
los juguetes que se siguen vendiendo y anunciando para las niñas...
Como afirma Gemma
Lienas en su libro "Rebeldes, ni putas ni sumisas": "Las mujeres
hemos conquistado el derecho a escoger cuando queremos ser madres, pero aún no
tenemos el derecho real de decidir si queremos serlo o no. Habremos llegado a
ese punto el día que la presión social sea cero".
La ensayista y psicoanalista
francesa de origen suizo Corinne Maier fue una de las primeras en romper el
tabú y arremeter contra la maternidad. En 2008, desató un gran escándalo con su
libro No Kid. 40 buenas razones para no
tener hijos. Maier considera que el motivo de
la presión que se ejerce sobre la mujer para que tenga hijos es que "los
Estados necesitan 'buenos' ciudadanos, y el capitalismo nuevos consumidores"
para el sostenimiento del sistema. Desde el punto de vista de sociedades
religiosas, la negación de la maternidad es "la negación de la voluntad de
dios".
Una mujer que decide no ser
madre está continuamente obligada a dar explicaciones, ya sea por incapacidad
física, problemas económicos, situación sentimental, etc. "No sé por qué
la sociedad sencillamente no entiende la falta del deseo de hijos. Quizá porque
los niños son nuestra última religión. En Europa ya no creemos en dios, ni en el
progreso, tenemos miedo del futuro.... así que los niños son nuestra última
esperanza. Y se supone que debemos desearlos y amarlos", señala Maier. "Nadie se atreve a decir
sencillamente: 'No me gustan los niños".
En Galicia hay gallegos que consideran que nuestros niños y niñas deben olvidar el gallego que es lengua de paletos y aprender inglés que es un idioma muy útil para la emigración. El presidente de la Real Academia Galega, Méndez Ferrín opina que estos gallegos que se avergüenzan de serlo tienen complejo de Michael Jackson. Lamentablemente muchos de estos "desertores del arado" gobiernan en la Comunidad y se dedican a legislar en contra de nuestro idioma, poniendo en peligro su conservación y su uso.
LELO
Pra onde vas Lelo Para dónde vas Lelo
co aro de ferro con el aro de hierro
no día que fai con el día que hace
de mañá cedo. por la mañana temprano.
E un cabás novo Y una cartera nueva
e uns libros vellos, y unos libros viejos,
nos zocos anos en los zuecos años
de lama cheos llenos de barro.
Vou a sere outro Voy a ser otro
pra aquil cortello, para aquel cortejo,
de días de escola, de días de escuela,
iste é o primeiro. éste es el primero.
Hei estudiar Voy a estudiar,
temos maestro tenemos maestro
pra que mañá para que mañana
seña home feito. sea un hombre hecho y derecho.
Como che foi? ¿Cómo te fue?
Conta meu neno Cuenta mi niño
de certo que hoxe seguro que hoy
xa trás proveito ya sacaste provecho.
Bah! Non é nada, eu non o entendo ¡Boh! No es nada, yo no entiendo
poia abofellas, que no meu testo pues, desde luego que en mi cabeza,
non sei que fala o meu maestro no sé que habla mi maestro.
Dí que vostede, chamase: abuelo, Dice que usted, se llama "abuelo"
miña mai: madre, e o chan: el suelo miña mai, "madre" y o chan, "el suelo".
Tamén zorrega capós a eito, También reparte collejas a tocateja
se dís que é mouro en ves de negro. si dices que es mouro en vez de "negro".
Mañan a escola non vou de certo. Mañana ciertamente no voy a la escuela,
Eu non entendo, non vallo pra eso. Yo no entiendo, no valgo para esto.
Falas estranas, estranos lerios. Hablas extrañas y extraños cuentos.
Do meu non falan. Falan de lonxe. De lo mío no hablan, hablan de lejos.
Pra endurecere as maus no leiro Para endurecer las manos en el campo
ainda non compre ise maiestro. aún no vale ese maestro.
Hoy en día, en contra de lo que dice la prensa de Madrid o partidos populistas como UPyD, es imposible vivir en gallego en Galicia: no se puede acceder a la Justicia, ni a la policía, ni a la mayoría de los funcionarios en gallego; el cine está doblado en castellano; apenas existen tres emisoras de radio en gallego, dos de televisión, un periódico y dos revistas mensuales frente a la enorme oferta de medios en castellano; la mayoría de las compañías no tienen menú en nuestra lengua; en muchos centros escolares y en contra de lo que marca la Ley, los alumnos no reciben más que dos o tres asignaturas en la lengua del país...
Galicia ha sido tradicionalmente tierra de mujeres fuertes que ha dado grandes figuras femeninas a las artes y a las ciencias, lo cual unido a que, incluso en la época de la dictadura, el derecho consuetudinario ha permitido a las gallegas el ejercicio de ciertos derechos de los que las mujeres carecían en el resto de la península, ha creado la falsa imagen de la existencia de una especie de "matriarcado gallego".
Lamentablemente esta idea sólo se basa en la realidad de una Galicia de mujeres solas, de lo que Rosalía de Castro denominó en uno de sus poemas "viudas de vivos e mortos". Con un altísimo porcentaje de mujeres viudas (de marinos o mineros) o esposas de emigrantes (viudas de vivos) que tenían que hacerse cargo en solitario del cultivo de sus fincas y del cuidado de los hijos y del hogar, era materialmente imposible que dispusiesen de la firma o autorización del cónyuge para cada acto de disposición de bienes o de tutela de los hijos como establecía la Ley. Sin embargo, en todos los demás aspectos de la vida, la sociedad gallega no era menos machista que la del resto del país (aunque una muy distinta concepción religiosa y cultural, la hiciese, especialmente en las zonas rurales, mucho más tolerante en aspectos sexuales).
MULLER MUJER
A meu gaiteriño, Ay mi gaitero,
ainda me acordo, aún me acuerdo
cando baixabas polo monte abaixo, cuando bajabas por el monte abajo
e viñasme ti dicindo: y me venías diciendo:
Bota carne no pote, Marianiña, Echa carne en el pote, Marianiña
bota carne no pote, Marianá, echa carne en el pote, Marianá
un molete enteiro. enservelletado,´ un mollete entero, envuelto,
unha bota con viño, chupáená! una bota con vino,
Muller, fartura de loita Mujer, hartura de lucha
qué che hei decire eu, muller?! qué te voy a decir yo, mujer?
Ti és coma a terra nosa, Tú eres como nuestra tierra,
e a terra é coma ti é! y la tierra es como tú eres!
Deixeivos a entrambas soias Os dejé a las dos solas
anque convosco quedei aunque con vosotras me quedé
Valeira está a terra, morna Vacía está la tierra, tibia
ti, sementada, abofé. (bis) tú, sementada, por cierto (bis)
E o vento decia Y el viento decía
pronto hai de volver!, pronto he de volver,
pra tira-la fame, pra poder comer... (bis) para sacar el hambre, para poder comer (bis)
Ai, muller, cántas noitiñas, Ay mujer, cuántas noches,
te deitaches coa tristura?, te acostaste con la tristeza?
e o vento, ainda che traguía, y el viento, encima te traía,
as novas dos que marmuran. noticias de los que murmuran.
E o vento decia, Y el viento decía...
pronto hei de volver...
RECITADO FINAL:
Ti és o milagre da terra Tú eres el milagro de la tierra
e, a terra é un milagre teu Y la tierra es un milagro tuyo
mistura de mel e cerna mezcla de miel y de cerne
de fera e de anxo do ceo. de fiera y de ángel del cielo.
Pariches de pé o fillo, Pariste de pie al hijo
como fan no mente as bestas. como hacen en el monte las bestias
E hoxe que volto vencido, y hoy que vuelvo vencido
para que eu venza ti te deitas. para que yo venza tu te tumbas.
O voltar, qué che hei decir?! Al volver, qué te voy a decir?
Maldito o día e a hora Maldito el día y la hora
en que te deixei aquí en que te dejé aquí
pra percurar vida fora! para buscar vida fuera!
O inverno da emigración El invierno de la emigración
roubóunos a primavera, Nos robó la primavera,
quén eu era, xa non son, quién yo era, ya no soy.
e ti non és a que eras! y tú no eres la que eras!
Xa poden os leiros dar Ya pueden los campos dar
colleitas ben abondosas, cosechas muy abundantes,
poden en Madrí falar pueden en Madrid hablar
con palabras ben fermosas, con palabras muy hermosas,
que nunca nos han de pagar que nunca nos van a pagar
a nosa fame de outrora! nuestra hambre de antaño!
E o vento decia Y el viento decía
pronto hai de volver!, pronto he de volver,
pra tira-la fame, pra poder comer... para sacar el hambre, para poder comer